Cada vez estamos más convencidos que acudir a una feria de la miel tiene muchas cosas que se convierten en positivas. Vamos a enumerar algunas de ellas:
- Conocer nuevos pueblos y ciudades, y si hay suerte, a su alcalde, concejales y personas relevantes del entorno, que también querrán conocerte.
- Los apicultores locales se acercarán para intercambiar valiosa información, como por ejemplo, precio de venta de la miel, mortandad de colmenas, trucos para mejorar, cantidad de miel producida por colmena, tipo de tratamiento realizado en la colmena…
- La feria es un entorno adecuado para presentar novedades a un público entregado, como es el que acude a estos eventos. Nuevos variedades monoflorales de mieles ecológicas, tinturas de propóleos, productos de cosméticas realizados con productos de la colmena, nuevos envases o etiquetas.
- Fomentan la comunicación entre personas en estos tiempos donde parece que manda más lo digital.
- El romper la rutina diaria te ayuda a estar más espabilado.
- Normalmente este tipo de ferias de la miel se acompañan de otras actividades como puedan ser las catas de miel, charlas apícolas, concurso de postres con miel o de mieles.
- Tus clientes, los que compran tu miel, podrán darte su opinión sobre precios, texturas de la miel, formatos de presentación, y tú podrás contarle cómo ha ido el año apícola. Una información vital para todo apicultor que se precie.
También hay algo que nos gusta a los feriantes, que es sentir que el pueblo que aloja la feria apoya esta fiesta. Y te lo demuestran mostrando interés en forma de preguntas, o dándose una vuelta de vez en cuando y preguntándote cómo van las ventas o si estás pasando frío.
Y si lo anterior no te hubiera parecido suficiente, el darse una vuelta y ver un poco de movimiento, no suele hacer daño a nadie.
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